“Tu vida se construye no por actos dramáticos sino por acumulación” — Greitens, Eric

Como podéis leer hoy he elegido un título un tanto llamativo. Parece casi ridículo, resulta obvio que no soy Han Solo. Aun así por muy obvio que parezca, conozco un montón de gente que vive, espera y se plantea la vida como si fueran Han Solo o Wonder Woman. Con ello, no digo que cuando hablan de la velocidad de su coche lo hagan en pársecs o que se planteen ir un día volando al trabajo. La relación es mucho más sutil pero está ahí.

Cuando hablo de que viven, esperan y se plantean la vida como si fueran Han Solo o Wonder Woman, lo que quiero decir, es que han perdido de perspectiva del valor acumulativo de la vida. Si nos vamos a la vida Han Solo, lo que nos gusta de ella precisamente es que está repleta de momentos y circunstancias excepcionales que le arrastran a vivir aventuras y a lograr hitos tremendamente excepcionales a un ritmo trepidante. ¡Quién no querría vivir así! Prácticamente no ha de hacer nada, las circunstancias y las casualidades le llevan a ello. Tanto él como ella, las resuelven de una manera excepcional.

Si cambiamos de plano y nos enfocamos en nuestra realidad lo que vemos es muy diferente. Sí que hay momentos excepcionales, aventuras apasionantes e hitos enormes. Pero si los ponemos en perspectiva, estos momentos, en proporción, ocupan un espacio relativamente pequeño en nuestras vidas. Sin embargo, muchos vivimos centrados en “el momento”, descuidando el proceso para llegar a él. No tenemos en cuenta que esos momentos, en su mayoría, no son más que el resultado acumulativo de nuestro día a día. La excepcionalidad no llega casi nunca por sí sola sino que se construye sobre la base de la acumulación.

En nuestras vidas, en nuestras familias o en nuestras organizaciones, con frecuencia vivimos en función del “momento” pero eludiendo la responsabilidad que conlleva llegar a él. A veces, esperamos que por arte de magia ocurra algo y nuestras circunstancias cambien. Otras ,vivimos lamentándonos en lo bien que estaríamos si tuviéramos “eso”, o justificando nuestra inacción con la espera de un acto dramático que lo cambie todo. Es precisamente cuando nos perdemos en esas mentalidades que olvidamos que la parte épica de la vida es la que se vive cada día, hábito tras hábito, acción tras acción…

Yo, hace relativamente poco, he empezado a vivir desde el paradigma de la acumulación. Ya no espero la “gran decisión”, el momento épico, ese clic que lo cambiará todo. Sino que intento ser consistente en lo que decido, en los objetivos marcados, en vivir plenamente en el presente y cultivar mis hábitos. Y como dice Eric Greitens:

“Entrena tus hábitos y cuando llegue el momento crítico, lo único que podrás estar es preparado.”

El “momento” se cuece a fuego lento, día a día, semana tras semana.